sábado, 21 de febrero de 2015

El espejo chino

En clase, realizamos un dictado llamado "El espejo chino", y nuestro trabajo era inventar un final para este.

Un campesino chino fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de la venta de su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros para celebrarlo. Después, algo confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero... ¿Qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención. un espejo. Y regresó al pueblo. || Nada más llegar a su casa, saludó a su único hijo, y buscó a su mujer para darle su espejo, con la total seguridad de que era eso lo que le había pedido. Su mujer estaba en la cocina, y nada más verle, le saludó y le dijo que dejase el peine en el baño.
-Un peine... -pensó- Así que era eso... Seguro que todavía puedo cambiarlo.
Acto seguido, inventó una excusa para volver a la ciudad y devolver el espejo, y cambiarlo por un peine. Llegó a la tienda, pero no pudo entrar. Estaba cerrada. Tanto esfuerzo por llegar lo antes posible y nada pudo hacer. Volvió a casa pensando en qué podría decir para que no se enfadase. La cena ya estaba en la mesa. Bien. Así tendría más tiempo para pensar. Aún así, no fue capaz de soportar la presión que le producía no haberse acordado de comprarle un peine a su mujer. Su mujer también tenía algo que contarle, así que cuando el niño se duerme comienzan a hablar.
-Bueno verás... -comienza el campesino- Ha habido un incidente en la ciudad y bueno..
-No ha sido el único lugar, cariño -responde su mujer
-¿Qué quieres decir?
-Tu hijo rompió el espejo que teníamos en nuestra habitación, no le ha pasado nada, pero ya no tenemos ningún espejo en casa en el que mirarnos. Y de qué me vale un buen peine si no tengo un sitio en el que mirar cómo estoy peinándome.
-¡No pasa nada! -dice él entusiasmado- Yo no te he traído un peine, lo siento, pero he traído algo mejor.
Corre hacia el baño, y trae una bolsa consigo. Saca el espejo de su interior, y se lo muestra a su mujer. Alegremente, ella lo toma y lo coloca en el mismo lugar en el que estaba el anterior. Una extraña equivocación de este campesino chino, consiguió solucionar un problema que había en casa. Deberíamos tomarlo como ejemplo, y no preocuparnos si creemos que hemos hecho algo mal, ya que tal vez, este bien para otra persona.


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